Un Cambio de Rumbo Inexplicable: La Ambigua Gestión de Eduardo Ramírez Aguilar

 Un Cambio de Rumbo Inexplicable: La Ambigua Gestión de Eduardo Ramírez Aguilar

La gestión del gobernador de Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar, está siendo marcada por una serie de contradicciones que han generado más confusión que certeza en la ciudadanía. En un primer momento, con el respaldo de un discurso enfocado en la seguridad y la paz social, el mandatario anunció la prohibición de las tradicionales peleas de gallos y carreras de caballos, argumentando que estas actividades eran caldo de cultivo para conflictos violentos y desestabilizadores. Sin embargo, lo que parecía una decisión firme y bien pensada, ha dado paso a un cambio de postura que no solo desconcierta, sino que también deja entrever una estrategia política vacía de consistencia.El 13 de enero de 2025, el gobernador Ramírez Aguilar se lanzó a través de las redes sociales con un mensaje que impactó a muchos, anunciando con gran convicción la eliminación de las peleas de gallos y las carreras de caballos. El mensaje, cargado de buenas intenciones, no solo señalaba la preocupación por la seguridad, sino que también apelaba a la paz social: «Hoy anuncié quitar las peleas de gallos y las carreras de caballos, actividades que en muchas ocasiones han terminado en conflictos y generan más inseguridad en nuestro estado», expresó el gobernador. De esta manera, en un intento por posicionarse como el líder que llegaba para pacificar Chiapas, el gobierno parecía tomar una postura firme frente a las actividades que según él contribuían a la violencia.Pero la sorpresa llegó cuando, tras la firma del decreto que prohibía estas actividades, el tono del discurso cambió radicalmente. Solo unos días después, se anunció que, gracias a un proceso de diálogo con las partes involucradas, las carreras de caballos y las peleas de gallos retornarían en un plazo máximo de 15 días. El cambio no solo es desconcertante, sino que pone en evidencia una falta de dirección y una estrategia política errática que demuestra la incapacidad del gobierno para tomar decisiones contundentes y bien fundamentadas.El anuncio de la reapertura de estas actividades tras un acuerdo con la Asociación de Galleros Unidos del Estado de Chiapas (GUECH) y la Secretaría General de Gobierno refleja la falta de firmeza en la postura inicial. En lugar de mantener una posición clara y trabajar en soluciones sostenibles, el gobernador se muestra dispuesto a ceder rápidamente ante la presión de un sector que ve afectada su fuente de ingresos. Esto, lejos de consolidar su liderazgo, debilita su imagen como un gobernante que tiene el control de la situación.Lo que más preocupa es que la prohibición y su posterior levantamiento no se presentan como una estrategia reflexiva y estudiada, sino como una jugada mediática en busca de posicionamiento político. La utilización de las redes sociales por parte del gobernador para anunciar decisiones tan significativas parece más un show mediático que una acción de gobierno con visión a largo plazo. El llamado a la participación ciudadana para tomar una decisión definitiva, lejos de involucrar a la comunidad en un debate serio, se convierte en un intento desesperado por legitimarse a través de un proceso que parece más orientado a la imagen personal que a la construcción de una política pública sólida.Este tira y afloja sobre las peleas de gallos y las carreras de caballos refleja una tendencia preocupante del gobierno estatal: tomar decisiones apresuradas, sin un análisis profundo y sin la capacidad de implementar políticas que respondan verdaderamente a las necesidades de la población. Los ciudadanos de Chiapas, lejos de sentirse representados por este tipo de acciones, solo perciben un gobierno que navega a la deriva, sin rumbo claro y sin un plan estratégico que busque resolver los problemas de fondo.Es urgente que el gobernador Eduardo Ramírez Aguilar reflexione sobre su estilo de gobernar, que parece más enfocado en generar titulares y protagonismo en las redes sociales que en tomar decisiones difíciles pero necesarias para el bienestar real de Chiapas. Las medidas deben ser consistentes, bien fundamentadas y, sobre todo, deben estar basadas en el diálogo genuino con todos los sectores involucrados, no en cálculos políticos o mediáticos.En lugar de seguir utilizando las redes sociales para promover una imagen de pacificador, el gobernador debería centrarse en crear políticas que realmente promuevan la paz y la seguridad, sin caer en contradicciones que solo confunden y debilitan la confianza de la ciudadanía en su gestión. La paz no se construye con anuncios contradictorios ni con la constante búsqueda de aplausos mediáticos, sino con acciones firmes y decisiones responsables que den certeza a las familias chiapanecas.

Posts Relacionados