LA VECINDAD DE EDUARDO RAMÍREZ EN PUERTO ARISTA

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas 19 de abril 2025.- En los años setenta del siglo pasado, era común que, a pesar de sus carencias económicas, El Chavo del Ocho y los personajes del vecindario pasaran la Semana Santa en Acapulco, disfrutando de la playa, las albercas y las radiantes puestas de sol que distinguían a la otrora joya turística de México. Las historias de Roberto Gómez Bolaños iban más allá de ese humor anquilosado: el objetivo era claro, promocionar un destino que, en sus años dorados, atraía la mirada del jet set internacional.Las vacaciones de la vecindad en Acapulco se convirtieron en una estrategia publicitaria que contrastaba con las condiciones reales de los acapulqueños asentados en las zonas marginadas del puerto: comunidades precarizadas, violentas, inseguras y con un crecimiento urbano desordenado. Finalmente, la serie cómica llegó a su fin, pero dejó un precedente en el imaginario colectivo: vacacionar con pocos recursos era posible, incluso si la realidad era otra.Décadas después, y lejos de ser creativos, los genios de la comunicación social de Eduardo Ramírez parecen reproducir la misma lógica instaurada por El Chavo del Ocho, al sugerir al gobernador pasar sus días en las playas de Puerto Arista e invitar a la población a hacer lo mismo. Que quede claro: no hay nada novedoso o disruptivo en esta estrategia de comunicación. Es, en el mejor de los casos, una imitación —quizá involuntaria— del legado de Gómez Bolaños.La diferencia es que hoy la realidad también se repite: al igual que en el Acapulco de los setenta, se intenta maquillar con propaganda una situación crítica. El caso de Puerto Arista guarda un inquietante paralelismo: se busca vender una imagen de tranquilidad y turismo cuando la violencia, la inseguridad y la precarización aumentan en muchas regiones del estado.Tristemente, la puesta en escena no es muy distinta a la de la serie. Eduardo Ramírez aparece sonriente en fotografías en la playa, con lo que parece una humeante «tacita de café» en la mano, y con poca gente alrededor, quizá imitando el estilo de Rutilio Escandón, cuyo equipo de seguridad solía vaciar las zonas por donde pasaba. Sin embargo, la otra cara de la moneda está en los alarmantes índices de violencia, desempleo y deterioro del tejido social. Esa es la parte que debería ocupar la atención del gobernador y de su gabinete.Resulta inverosímil que alguien haya sugerido al mandatario colaborar con una estrategia tan carente de sentido social y empatía hacia un pueblo cada vez más expuesto a los embates de la violencia y el abandono. ¿A esto llaman gobernar con cercanía? ¿A esto le llaman nueva era?A la escena hay que sumar otro elemento bochornoso: la seguridad del mandatario acompañando a sus amistades en paseos por la playa, sirviendo de escolta en cuatrimotos, al frente y atrás del recorrido, como si la función pública fuera un asunto privado.Además, todo el mundo sabe que, durante estas fechas, lo menos recomendable es ir a Puerto Arista, por la saturación que provocan, sobre todo, los vacacionistas de Tuxtla. Hay otros destinos —no necesariamente playeros— que requieren impulso y visibilidad. Las ocurrencias de los creativos del gobernador están generando un desgaste acelerado en su imagen. Alguien con capacidad autocrítica y principio de realidad consideraría realizar un estudio profesional de percepción —que, por supuesto, no sea respondido por los ejércitos de alabadores que inundan las redes.La gente comienza a hartarse de ver a un gobernador que actúa como un personaje secundario, guiado por las ocurrencias de sus asesores. Ni siquiera alcanza la categoría de influencer, pues al menos estos hacen las cosas por cuenta propia.Lo que Chiapas necesita no es un actor ni una figura decorativa en redes sociales. Se requiere, con urgencia, un gobernador en pleno uso consciente de sus facultades, competencias y obligaciones. Un servidor público con vocación de servicio, visión de Estado y compromiso auténtico con la ciudadanía que le confió el cargo. Porque la gobernabilidad no se improvisa ni se actúa: se ejerce, se construye y se asume con responsabilidad.#ChiapasEnLaMira #PuertoArista #ComunicaciónOficial #NuevaEraSinRumbo #GobiernoDeSimulación #TurismoManipulado #InseguridadEnChiapas #CorrupciónDisfrazada #DesgastePolítico #VacacionesConDineroAjeno #JusticiaParaElPueblo #EduardoRamírez